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Reflexiones después del festival.

El Festival de Estriptís Conceptuales, Poéticos y de Acción tuvo lugar los días 25 y 26 de enero en Ca Revolta, un Centro Social del barrio viejo de Valencia. El sentido del evento se ha de buscar en el contexto de una nueva sensibilidad a propósito de la sexualidad, que en los últimos tiempos ha visto aparecer nuevas e intensas propuestas de sexualidades lúdicas, promiscuas y creativas.

Nuevas actitudes hacia el concepto de pareja, como las relaciones poliamorosas (la “no-monogamia ética”). Nuevos ensayos pornográficos (posporno), una reelaboración del viejo Contact Improvisation que tiene en cuenta el aspecto sexuado del cuerpo, desarrollado en el festival Touch&Play 1 ; reelaboraciones creativas del BDSM alejados de la sordidez i cercanas al juego erótico, como se puede ver en los festivales Xplore (del que en 2012 se pudo disfrutar de una edición en Barcelona 2 ), además de la presencia de las cuestiones de género que ya gozan de una cierta tradición estética y académica.
En este contexto, decíamos, las llamadas “artes del cuerpo” son un vehículo de primer orden, herramientas privilegiadas para el marco cultural de las nuevas prácticas de la sexualidad. Lo que se proponía en el Festival era un espacio de juego y creatividad a partir de la práctica y el concepto de estriptís. El estriptís de artista es un subgénero utilizado a menudo en el ámbito del arte de acción. El poeta Joan Brossa escribió un gran número de estriptís escénicos publicados en el volumen Teatre Irregular 3  y montados en distintas ocasiones –es mítica su colaboración con la vedette catalana Christa Leem.
En el ámbito específico de la performance y/o el arte de acción, la tradición del desnudo y el estriptís también es conocida. En ocasiones el estriptís ha sido puramente conceptual, como el clásico A Camel Strip-tease (1966) de Juan Hidalgo, en el que lo que se desnudaba era un cigarrillo Cámel. Existe el tópico malintencionado de que los perfórmers son artistas que se desnudan. En este festival el desnudo se afronta explícitamente, incluso se reivindica como una práctica lúdica y gozosa, sin renunciar a la vivencia sexuada del cuerpo.
Lo que sigue es la reflexión sobre de las acciones que se vieron en el Festival y un relato de ellas. La reflexión intenta ser lo más abierta e inclusiva posible: escrita en principio por su comisaria, Eva Pez, y el colaborador Nelo Vilar, y ofrecida a todas las participantes y a algunas invitadas para que ofrecieran sus reflexiones, sus críticas al festival, a sus planteamientos, a las acciones hechas, etc.

 

Para empezar es de justicia decir que el Festival no disponía de presupuesto, los artistas dieron muestra de su generosidad regalando su trabajo y costeando sus gastos. Una parte importante de los artistas eran estudiantes, alumnos de la asignatura de Performance impartida en la Facultad de Bellas Artes de Valencia por Bartolomé Ferrando. Para muchos de ellos era una de las primeras oportunidades de mostrar su trabajo en público, de modo que ésta ha sido una ocasión para reflexionar sobre las temáticas propuestas. Consideramos que el arte es un proceso en el que todos estamos inmersos, y en él tienen sentido tanto las obras maestras como los ensayos, los tientos, los errores… Concebimos el Festival como un espacio de trabajo, de confrontación, como un laboratorio para la creación y la reflexión crítica. Este texto todavía forma parte del Festival, entendido como proyecto colectivo. De todos depende que sea un paso crítico hacia delante o que sea una anécdota, un gesto efímero entro otros, simple ruido y rutina.

conduce al ensimismamiento y el narcisismo de la espiritualidad new age. En este punto reconocemos la intención social, política, de la propuesta –que no por ello deja de ser una propuesta lúdica. Y se reconoce también la dirección de la sugerencia temática: proponer nuevas formas de hacer y nuevas razones para hacer. Aunque sólo sea introduciendo estas problemáticas en el imaginario del medio del arte de acción. Y quizás, lo que se deduce de la propuesta del festival es que la performance actual ha perdido en parte el tren del “cuerpo”. Las temáticas sobre cuerpo, sexo y género no nos han alcanzado, como si los perfórmers fuéramos ajenos a estas temáticas, fosilizados en una sexualidad heterosexual, monógama y domesticada. Lo que se deduce del actual arte de acción es que se hace desde un cuerpo conservador, a penas sexuado, no deseante.

 

Por otra parte es necesario también analizar cuáles son las aportaciones que se están haciendo desde los colectivos que trabajan con las cuestiones de género y las sexualidades alternativas. Las prácticas pospornográficas son heterogéneas, pero entre otras podemos distinguir dos líneas de trabajo más recurrentes. Por una parte hay una vía muy claramente influida por la tradición punk que visibiliza lo horrendo, lo monstruoso de los cuerpos. Pretende alterar el discurso hegemónico de los géneros aplicando la violencia sobre el cuerpo. Su práctica va paralela a la del BDSM, tanto por la estética como por las prácticas que se llevan a escena: spanking, bondage, suspensiones, autoagresiones con cuchillas y catéteres, y una fijación por el fistfucking. Siguiendo la línea trazada por Beatriz Preciado en su Manifiesto contrasexual 4 , parece que vayan a hablar de placer pero acaban hablando de cuestiones que tienen más que ver con la ideología y la violencia exhibicionista.
 

La segunda línea de trabajo utiliza las artes escénicas “menores”: acciones sobre el cabaret como género (estriptís, transformismo…) con una atención especial al vestuario y a los personajes, en las que se ensayan los diálogos y se coreografían las acciones.
Sin subestimar el trabajo de estos artistas, pensamos que el arte de acción puede enriquecer las prácticas pospornográficas y los imaginarios sexuales y eróticos aportando una mayor radicalidad conceptual y estéticas delirantes.



El equipo del Festival de Estriptís.

















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  1. En 2011 hubo edición en Barcelona: http://2011.touchandplay.org/
  2. http://www.barcelona.xplore-festival.com
  3. Publicado en catalán y traducido al español. La última edición es Poesia escènica II: strip-tease i teatre irregular (1966-1967). Arola, Barcelona 2012.
  4. Beatriz Preciado: Manifiesto contrasexual. Anagrama, Barcelona 2011.

Treinta y seis artistas participaron en el Festival. De ellos, una decena lo hicieron mandando una partitura para que fuera hecha por artistas locales. La consigna era que las piezas fueran breves, y en general se respetó.

Para el espectador poco informado, lo primero que sorprende es la práctica ausencia de desnudos, más aún en un medio como el de la performance, en el que, como se ha dicho, el “déshabillé” es un lugar común. Sin embargo, no eran desnudos lo que se pedía; no se trataba de un festival de exhibicionismo. La propuesta era un juego creativo sobre la idea de estriptís, y esto, en mayor o menor medida, se ha respetado. Pelar una fruta, o una cebolla capa a capa, es una figura retórica entre la metáfora, la metonimia o la sinécdoque. Hasta ahí se respeta la propuesta: presentar estriptís conceptuales, poéticos y/o de acción. También es cierto que en algunos casos la referencia al acto de desnudar (aunque sea el alma, como se deduce de otros trabajos) es más hermética, más difícil de entender.
La propuesta del estriptís no era anecdótica o arbitraria. En las bases de la convocatoria se hacía alusión a problemáticas precisas, las que resultan de nuevas actitudes hacia una sexualidad lúdica, creativa y promiscua, un paso más allá de los estudios de género, que han tenido gran importancia en las últimas décadas. ¿Se ha podido entrever, en las acciones presentadas, una reflexión en la dirección propuesta? Podríamos decir que a duras penas, exceptuando el trabajo explícito de Graham Bell y otras pequeñas pinceladas. Aquí se plantean dos cuestiones: en primer lugar, ¿interesaba la propuesta a los artistas participantes? ¿Compartían la inquietud por las cuestiones sexuales que proponía la Comisaria? ¿Cuántos de ellos tenían en mente la necesidad de una nueva revolución sexual que supere las relaciones monógamas y que investigue un erotismo lúdico, creativo, quizás colectivo? ¿Quién había pensado antes en el BDSM, por ejemplo?
Pero esta pregunta, legítima, tiene otra cara: el aspecto social, público, político, de la propuesta. Porque las cuestiones que plantea el posporno van más allá de las opciones individuales en cuanto a prácticas sexuales o a las relaciones monógamas: afectan a cuestiones derivadas del feminismo, a la representación del cuerpo como objeto o sujeto de deseo, a los modelos hegemónicos, heterosexuales y cada vez más reaccionarios, del deseo en la publicidad y los mass media, por ejemplo. Modelos que se instalan en las cabezas y en las entrepiernas. Estas cuestiones han aparecido poco en los trabajos vistos en el Festival. Pero no sólo esto: son cuestiones que no aparecen en los ámbitos específicos del arte de acción, atentos, cada vez más, a una estética basada en la fascinación por los objetos del “Todo a cien” y en una percepción centrípeta de sí mismo: la percepción del propio tiempo, del propio espacio y del propio cuerpo como elementos de creación. Una desatención al contexto social e institucional del arte. La ignorancia de otros modelos de arte de acción no centrípetos, propios de tradiciones tan importantes como el punk, como las tradiciones sociales, deseantes, opuestas a la falta de intención orientalizante que nos llega con el tamiz Cage/Fluxus y que en los últimos tiempos

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